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¿Qué implica la puesta en marcha del downsizing de sistemas?

El downsizing de sistemas, proceso por el que se sustituye un modelo basado en sistemas centralizados, basados en mainframes, por sistemas basados en ordenadores personales. Estos nuevos sistemas también pueden basarse en ordenadores personales. En cualquier caso, estos sistemas resultan más flexibles que los sistemas que sustituyen. También son menos costosos.

Este concepto se viene manejando desde hace bastante tiempo. Sobre todo, para definir al proceso por el que se pasa de mainframes a modelos de arquitecturas distribuidas. En estos se reparten las funciones de la aplicación de forma más equitativa. Además, se hace aprovechando la potencia añadida de las máquinas cliente. En la misma línea se habla de upsizing cuando se sigue el camino contrario. Esto es, llevando parte de la computación al servidor. Paralelamente, se habla de rightsizing para definir un diseño en que cada parte de la aplicación se ejecuta en el lugar donde se puede llevar a cabo de la forma más eficiente.

Las ventajas que se pueden obtener con este proceso son diversas. Además de la reducción de costes ya mencionada, en este proceso es posible abandonar tecnologías antiguas y sustituirlas por otras más actuales. En este punto, es interesante la posibilidad de combinar diferentes lenguajes y tecnologías. Asimismo, también interesa adoptar la más eficiente en cada parte de la aplicación. Una arquitectura de microservicios puede facilitar la adopción de la tecnología óptima en cada caso. Todo gracias a que no presenta las limitaciones propias de los grandes sistemas en este sentido.

Las tecnologías clave para el downsizing de aplicaciones

Entre estas tecnologías, las que permiten el acceso a la información son claves. La elección de un sistema de bases de datos relacionales, NoSQL, en memoria o una combinación de estos, puede permitir mejorar la accesibilidad de los datos. También el desarrollo posterior de nuevas aplicaciones que accedan a la información, algo que en ocasiones no sería posible con el software original.

Además, facilitará el uso posterior de soluciones de big data, como Hadoop o Hana. De esta forma se amplían las posibilidades de la empresa para analizar la información disponible. Los requisitos en una migración de este tipo no son sólo los que permiten seguir trabajando con el software. También los que permiten dotar al nuevo software de la capacidad de afrontar los nuevos retos tecnológicos.

Todas estas mejoras conducen a una mejora en el rendimiento de las aplicaciones. Esto tiene su origen en que permite optimizar cada elemento de esta en el sistema en el que se va a ejecutar. Además, proporciona una gran flexibilidad, ya que habilita la incorporación de nuevos elementos de forma sencilla. Y sin necesidad de modificar el software que ya está en producción. Además, en caso de que sea necesario llevar a cabo alguna mejora en la aplicación o en los equipos sobre los que esta se ejecuta, será posible hacerlo sólo en la parte de la aplicación que se vea afectada.

Cómo abordar un proceso de downsizing

Al abordar un proyecto de este tipo es fundamental comenzar por analizar los requisitos del nuevo sistema. Estos determinarán en buena medida los recursos necesarios. Habitualmente, el rendimiento no es un obstáculo, ya que los sistemas más pequeños suelen ser más económicos. Por otro lado, es viable trasladar funciones a estos o añadir recursos si son necesarios. Sin embargo, hay que tener en cuenta otros factores. Entre ellos, la disponibilidad, la integridad de los datos y, por supuesto, la seguridad.

En función de las necesidades y objetivos de la migración es posible que la mejor opción sea optar por una migración a la nube. Para ello será necesario disponer de una infraestructura cloud en un datacenter propio, o de terceros como Amazon AWS o Microsoft Azure. Esto puede ofrecer un grado superior de flexibilidad, ya que permite levantar nuevas máquinas. Asimismo, se podrá actualizar las existentes de manera fácil, inmediata y transparente para el usuario.

En general, suele ser interesante que los sistemas muy centralizados tiendan a distribuir más las tareas. Esto se suele abordar cuando la infraestructura actual alcanza el final de su vida técnica o deja de dar respuesta a las nuevas necesidades que van surgiendo. Es importante prever cuál será el camino para la migración a sistemas de menor tamaño. Así se podrá afrontar el cambio con garantías de éxito y abriendo nuevas posibilidades para el futuro.

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