4 ventajas de trabajar en la nube | Cloud computing
Una de las tendencias más en boga es la de trabajar en la nube. Llevar las aplicaciones empresariales fuera de los equipos de escritorio. También de los propios servidores de la empresa. Se trata de una buena solución en muchos casos. Por eso, tanto compañías nativas de Internet como Google o Dropbox como otras que han comercializado paquetes de software, como Oracle o Microsoft, están volcadas en ofrecer desde soluciones ofimáticas hasta plataformas de computación completas. Todo en la nube.
El motivo es que ofrece diversas ventajas que hacen que sea preferible para las empresas en la mayoría de situaciones. Las ventajas son tanto para los departamentos de TI como para los usuarios finales A continuación exponemos algunos de estos beneficios. En concreto, cuatro.
La escalabilidad, una de las grandes ventajas de trabajar en la nube
En muchas empresas es complicado prever las necesidades futuras de software. Incluso a medio plazo, es posible que un contrato aumente la demanda de un determinado servicio de forma puntual. Por tanto, puede conseguir que desemboque en un buen número de contrataciones. Para disponer de equipos para estas nuevas incorporaciones se puede recurrir tanto a la compra como al renting. Sin embargo, es probable que los servidores de correo no estén dimensionados para duplicar su capacidad de un día para otro. O que el acuerdo con el proveedor de paquetes de ofimática exija un desembolso adicional para adquirir licencias que se usarán solo durante algunos meses.
Trasladar el correo y las aplicaciones ofimáticas a la nube no solo evitará estos problemas. También ayudará a reducir costes generales, pagando solo por lo que se usa en cada momento. Aparte de esto, otra de sus ventajas es que reducirá la inversión relacionada con la puesta en marcha y mantenimiento de cada puesto de trabajo.
Además, los costes derivados de tareas de mantenimiento como la actualización de equipos o la aplicación de parches de seguridad se rebajan también notablemente. No importa si tenemos unos pocos puestos o miles. La actualización se lleva a cabo de forma automática y, normalmente, transparente para el usuario. Aparte de esto, en caso de problemas, se puede contactar con departamentos especializados en cada componente de software. Como resultado, muchas tareas de mantenimiento se reducen a gestionar el contacto con proveedores que están completamente enfocados en el producto en cuestión. Por otro lado, estos cuentan con la experiencia de trabajar con multitud de empresas que lo utilizan.
El trabajo en la nube mejora la seguridad
Debido a esta facilidad a la hora de actualizar, una de las consecuencias es que pasa menos tiempo entre que se actualiza la aplicación y el momento en que todos los usuarios disponen de la versión más reciente. Además, al ser algo más sencillo, las actualizaciones pueden ser diarias o incluso producirse varias veces al día de forma automatizada.
Los sistemas de acceso a las aplicaciones, que habitualmente se adoptan también en otros ámbitos de la empresa, suelen ser sistemas de login único que cuentan con autenticación en tres pasos y otras medidas para incrementar la seguridad. Por eso, aunque la empresa no tiene tanto control sobre los datos, en general la seguridad se incrementa. De hecho, esa teórica pérdida de control también es una tranquilidad para la compañía. Esto se debe a que los proveedores se hacen parcialmente responsables de la seguridad de los datos que almacenan.
Tan importante como proteger los datos de intentos de acceso es garantizar su disponibilidad y evitar que la pérdida de información ponga a la empresa en problemas. Una de las ventajas de tener los datos en la nube es que podemos disponer de copias de seguridad automatizadas, sin limitaciones de espacio, e incluso distribuidas en varias ubicaciones físicas de manera muy sencilla.
Estas son algunas de las razones que deberían ponerse en la balanza ante el temor, en ocasiones justificado, de llevar los datos a instalaciones cuyo control físico se nos escapa. Aunque no tengamos acceso directo a las máquinas que, además, estarán virtualizadas en la mayoría de ocasiones, dispondremos de recursos materiales y humanos que generalmente no están al alcance de un departamento de TI. Es una forma de externalizar tareas que suelen ralentizar el trabajo y de centrarse en otras críticas para el negocio que no se pueden llevar a cabo de forma externa.
Otras ventajas de trabajar en la nube
Además de reducir las necesidades de mantenimiento, con el ahorro de costes que esto significa, y de permitir que no sea necesario prever con antelación las necesidades futuras de los recursos informáticos (lo que, habitualmente, lleva a sobredimensionarlos para ir sobre seguro), hay algo que también conviene tener en cuenta. Las infraestructuras en la nube también pueden sufrir problemas de disponibilidad. Sin embargo, estos son mucho menos frecuentes que las infraestructuras que gestionamos directamente. Además, cuentan con equipos capaces de garantizar la intervención inmediata 24 horas al día y 7 días a la semana.
Por otra parte, las soluciones en la nube son utilizadas por muchos miles de empresas. Desde las aplicaciones como servicio (SaaS) hasta las infraestructuras completas, los servicios cloud deben adaptarse a todo tipo de situaciones y ser capaces de interconectarse con todo tipo de software y dispositivos. Por eso, generalmente es posible interconectar diversos proveedores con software propio con independencia de dónde esté alojado cada servicio.
La ventaja de la diversidad
Esa capacidad de integrar unos sistemas con otros con relativa facilidad es, precisamente, otro de los puntos fuertes y una de las grandes ventajas de trabajar en la nube: su uso no es excluyente y hace posible combinar recursos en instalaciones propias (on premises) o en una nube privada (solo disponible para la empresa que la utiliza) con otros servicios que funcionan en una nube pública de proveedores que son utilizados por multitud de compañías.
La flexibilidad que proporciona el poder combinar desde soluciones equivalentes al clásico paquete de software con un sistema de infraestructura propio en el que se ejecutan aplicaciones a medida permite llevar a cabo proyectos muy complejos en los que cada componente no se elige de manera condicionada por otros componentes, sino por ser el que mejor se adapta a las necesidades de la empresa en esa tarea en concreto.
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