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Obsolescencia programada | ¿Qué es y cómo afecta a mi empresa?

Se conoce como obsolescencia programada a las prácticas que reducen intencionadamente el tiempo de vida útil de un bien. La “programación” sería aquella característica que se ha incorporado al producto con el objetivo de que sea necesario renovarlo de forma precoz.

Por ejemplo, un dispositivo que podría llegar a durar una década incorpora un componente cuyo tiempo de vida estimado es de la mitad. El coste de la pieza de repuesto y la mano de obra necesaria para la reparación harían que, llegado el momento del fallo, no compense solucionar la avería. Esto provocará que se renueve antes el parque de estos dispositivos, con los consiguientes ingresos extra para sus fabricantes.

Cómo se programa la obsolescencia

Por supuesto, ningún fabricante reconoce llevar a cabo estas prácticas de obsolescencia programada. Pero, en algunos casos, las autoridades reguladoras han llegado a multar a determinadas compañías por ello. La forma de conseguir que un producto tenga fecha de caducidad anticipada son diversas.

En el caso de la electrónica, hay componentes que tienden a fallar. No obstante, es más evidente en el caso de aquellos con piezas mecánicas, como una impresora. Una simple correa de transmisión usada para desplazar el cabezal, puede durar cientos de miles de páginas o solo decenas de miles. Todo dependerá del componente empleado para ello.

Tanto al fabricante como al usuario les resultaría sencillo aumentar en unos pocos euros el precio de compra si con ello se previene el fallo. Pero no siempre es así. Además, el fabricante solo está obligado por ley a facilitar piezas de repuesto durante unos años desde que retira un producto de su catálogo. Tal vez por eso muchas compañías renuevan sus catálogos cada cierto tiempo. En ocasiones con cambios menores, pero los suficientes como para que se trate de una nueva referencia.

Obsolescencia programada por software

Si nos referimos al software, la situación es incluso más compleja. Esto es así porque se trata de productos cuyo uso y funciones varían con el tiempo. Muy frecuentemente, las actualizaciones periódicas son necesarias para garantizar la seguridad o la compatibilidad. Por lo tanto, la obsolescencia programada se alcanza cuando así lo decide la compañía que da soporte.

Cuanto más cerrado es un sistema, más fácil es obligar al usuario a renovarlo. Así, un PC de hace 10 años con GNU/Linux sigue teniendo soporte y se retirará solo si adquirir uno nuevo supone una mejora. Sin embargo, un equipo mucho más caro que incorpora un sistema operativo propietario del fabricante, dejará de poder actualizarse cuando este lo decida. Antes o después, los fabricantes de software (navegadores, editores, etc.) dejarán de dar soporte a las versiones antiguas del sistema operativo. Como resultado, el equipo irá perdiendo la capacidad de llevar a cabo las mismas tareas de siempre.

¿Cómo afecta a la empresa la obsolescencia programada?

Las empresas suelen atender a la llamada vida económica de los dispositivos, que habitualmente es inferior a la vida técnica. De modo que los ciclos de renovación de equipos y otros componentes pueden ser, en muchos casos, más rápidos. De este modo, tampoco les afecta la obsolescencia. Eso no quiere decir que siempre sea así. Muchas empresas no necesitan cambiar de equipos cada cuatro o cinco años y prefieren invertir en un buen mantenimiento para alargar la vida de estos mientras sean capaces de seguir funcionando.

En otro tipo de inversiones, como servidores, software para estos o desarrollado a medida, impresoras departamentales, etc. el tiempo de vida que se pretende conseguir puede ser más elevado. En estos casos, los costes derivados de un producto que se queda obsoleto antes de tiempo pueden resultar muy elevados. Por ese motivo, elegir bien la inversión y hacer un mantenimiento adecuado es fundamental.

En lo que respecta a esto, conviene considerar el historial de la compañía a la hora de dar soporte a versiones antiguas de un determinado software. Por ejemplo, actualizar una base de datos cada vez que se publica una nueva versión puede resultar poco viable. Por eso será importante comprobar si el fabricante sigue dando soporte. También si publica actualizaciones de mantenimiento para las versiones antiguas.

Mantenimiento contra la obsolescencia

En cuanto al mantenimiento, es fundamental para retrasar la obsolescencia programada en algunos dispositivos de hardware. En el entorno empresarial, es común contratar servicios de garantía mejorados que exceden en tiempo y prestaciones a los dos años de garantía convencionales. Las extensiones en tiempo pueden cubrir todo el periodo de amortización del dispositivo. Incluso hacerlo algún año más. Mientras, las mejoras de servicio pueden garantizar que un técnico acudirá en 24 horas. O que se reemplazará el dispositivo en caso de fallo.

En algunos casos, si el parque de equipos es grande o existen diferentes proveedores, una solución es optar por contratar el servicio de una empresa de mantenimiento integral que dé soporte para todos los dispositivos. Esto simplifica las gestiones a realizar. También agrupa todo el mantenimiento en un único contrato, y posiblemente ahorre dinero a la empresa. Así, las horas de soporte contratadas se utilizarán en lo que sea necesario en cada periodo, por lo que quedarán menos horas sin consumir. O, por el contrario, menos excesos de horas a pagar de forma adicional cuando se produzca alguna incidencia importante.

Otra forma de prever la obsolescencia programada en la empresa, apta para equipos de oficina tales como impresoras departamentales, es la de utilizar alguna modalidad de renting gestionado. De este modo, en vez de comprar el dispositivo y contratar un mantenimiento, se adquiere un servicio y es la compañía la que garantiza la disponibilidad de este.

En el caso de los dispositivos de impresión, se suele pagar una cantidad fija mensual que cubre un número de impresiones. Así no hay necesidad de preocuparse por averías, consumibles o por cuál será el momento idóneo para sustituir la impresora por una nueva. Si cada departamento dispone de un dispositivo de este tipo, el ahorro de dinero y tiempo puede llegar a ser considerable. En este caso, además, la obsolescencia programada no es un problema, ya que es el fabricante quien asume ese coste.

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